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Alejandro San Francisco: "Chile, entre la decadencia y la división"

Una de las buenas noticias universitarias de las últimas dos décadas ha sido el desarrollo de la Encuesta Bicentenario de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ella permite conocer la opinión pública a través del tiempo y seguir algunos temas que muestran tendencias, cambios y continuidades que muestran la realidad nacional en diversas áreas. De esta manera, es posible observar aspectos como las relaciones entre los chilenos –en grupos que podrían tener contradicciones–, los rasgos de la secularización que ha vivido el país en estos años, las expectativas políticas, la visión sobre la desigualdad y otros tantos asuntos de interés.

Esta semana se presentó la Encuesta Bicentenario 2023, que nos permite revisar algunos temas que están instalados en la realidad nacional. En palabras del rector de la Universidad Católica (UC), Ignacio Sánchez, los resultados de esta ocasión “revelan especiales preocupaciones respecto de la migración y algunas de sus consecuencias para el país, sumado al aumento de la violencia y el notorio cambio en sus formas, muy distintas a las que enfrentábamos a comienzos de siglo”. A ello se suman otros aspectos como el pesimismo y otros problemas, que llevan a preguntarnos sobre la existencia de objetivos comunes o la búsqueda de metas meramente individuales en el Chile de hoy (ver “Encuesta Bicentenario 2023: nuevos desafíos para Chile”El Mercurio, jueves 18 de abril de 2024).

Se podrían destacar muchos datos relevantes de la encuesta, que cuenta con cerca de 100 láminas, pero nos concentraremos solo en algunos aspectos que merecen una especial revisión en los tiempos que corren: ciertos conflictos que existen en la sociedad chilena.

En el primer tema, existe la percepción de un gran conflicto entre “Mapuche y Estado chileno”: mientras al comienzo del estudio en 2006 un 66% consideraba que existía un gran conflicto, en 2023 aumentó a 82%. Entre “Gobierno y oposición” llegó al 81% (el más alto desde el comienzo del estudio), en tanto que ha disminuido –si bien sigue siendo alta – entre “Ricos y pobres” (64% este 2023; habiendo alcanzado sus niveles más altos en torno a la revolución de octubre y la pandemia) y entre “Empresarios y trabajadores” (52%).

Sin embargo, el gran cambio se advierte entre “Chilenos e inmigrantes”, donde la respuesta del “gran conflicto” experimenta una sostenida alza: 36% en 2017; 44% en 2018; 48% en 2019; 64% en 2021; 71% en 2022 y 78% en 2023. Este último año el 86% de los encuestados sostiene que el número de inmigrantes es excesivo; el 47% estima que su creciente número hace que Chile sea “un peor lugar para vivir”; el 91% cree que el aumento de migrantes “ha tenido efecto en el aumento de la delincuencia”.

En su análisis de los datos, el investigador principal de la encuesta y académico de la Escuela de Gobierno UC, Roberto Méndez, aseguró que “el sistema político está hablando de desigualdad, de ricos y pobres, de los impuestos, de pensiones, de otros temas, y no sintoniza con estos conflictos [problema migrante, por ejemplo] que a la gente de verdad tiene angustiada”. Como resultado, se produciría un distanciamiento y rechazo de la gente hacia la política (El Mercurio, 18 de abril de 2024).

Otro aspecto relevante del estudio se refiere al tema del progreso de Chile o la posibilidad de alcanzar ciertos logros sociales. En lo macro, en la consulta sobre la posibilidad de ser un país desarrollado dentro de 10 años, solo el 43% estima que se habrá avanzado o se habrá alcanzado esa meta. El 2009 esta cifra alcanzó el 71%, la más alta desde que comenzó la encuesta, que ha tenido una progresiva decadencia en esta percepción.

Lo mismo ocurre en la consulta sobre la meta de eliminar la pobreza: si el 50% estimaba que se habrá avanzado o alcanzado en 10 años, hoy solo lo considera el 30>#/b###. En la misma línea, si en 2009 la posibilidad de “un pobre de salir de su pobreza” era el 27%, ahora es del 19%; y si la posibilidad para “una persona de clase media de alcanzar una muy buena situación económica” llegaba al 49% en 2009, en 2023 apenas logra el 29%. En otro plano, el estudio muestra la pérdida del sueño de la casa propia: solo el 13% estima que “cualquier trabajador puede comprar su propia vivienda”. En el 2019, el año del “estallido social”, era el 21%.

Los resultados, en términos generales, muestran las dos grandes preocupaciones que han manifestado los chilenos en estos últimos años: la situación económica y la delincuencia. El problema es que Chile se ha convertido en la última década en un país más mediocre y más inseguro para su gente. Por cierto, en esto las cosas tienen evolución, circunstancias, matices y contradicciones. Sin embargo, las tendencias son claras: Chile se ha alejado del desarrollo y la delincuencia hace que la vida cotidiana sea más insegura. En este último plano hay dos preguntas que tienen resultados lamentables y dramáticos: frente a la consulta de cuánto temor le produce “caminar solo(a) en la noche en su barrio o población”, el 51% contestó “mucho” o “bastante”; y sobre “caminar por un lugar de la ciudad donde vivan inmigrantes”, la respuesta para “mucho” o “bastante” fue del 55%.

En este tema y en otros se podrían hacer reflexiones sicológicas, sobre el pesimismo o eventualmente los prejuicios de los chilenos. Es posible. Sin embargo, al ser una encuesta que tiene ya 18 años de desarrollo, parece más interesante e inteligente analizar las cosas en perspectiva y considerar los datos para el análisis, contrastar con otros estudios valiosos y evaluar posibles medidas o circunstancias que permitirían un cambio de rumbo. En otras palabras, las encuestas pueden tener resultados cambiantes, que a veces nos muestran lo que queremos oír y en otras ocasiones lo que preferiríamos no haber sabido. Lo que resulta absurdo es enojarse con el mensajero y lo sensato es incorporar los datos para el análisis y las soluciones.

Los “Resultados Encuesta Nacional Bicentenario UC 2023” pasan a ser un instrumento valioso para los analistas, sociólogos, historiadores y medios de comunicación. Hay cosas que, como es evidente, preferiríamos que fueran distintas. Para eso no tiene que cambiar la encuesta, sino Chile: para ello debemos cambiar la decadencia que se ha extendido, por el progreso que añoramos, y la delincuencia que se ha instalado, por la paz con que sueñan vivir los habitantes de nuestra tierra.



Académico de la Universidad San Sebastián y la Universidad Católica de Chile. Director de Formación del Instituto Res Publica