El Mercurio de Valparaíso
Luego de ocho meses de trabajo, el proceso de discusión y decisiones en el Consejo Constitucional finalizó esta semana con el despacho, de manera oficial, de la nueva propuesta de Carta Magna para Chile. Ahora, el texto constituyente será entregado al Presidente Gabriel Boric, quien será el encargado de convocar, formalmente, al plebiscito del próximo 17 diciembre.
En ese contexto el director ejecutivo del Instituto Res Pública, José Francisco Lagos, plantea las diferencias de esta propuesta respecto de la rechazada el año 2022, así como los escenarios que abren las dos opciones en disputa.
-¿Cómo evalúa este proyecto constitucional?
- Me parece que fue un proceso mucho mejor que la Convención Constitucional, no porque el estándar fuera bajo, sino por el tono, temas y sobre todo el texto resultante está acorde con la tradición constitucional chilena. Además, la construcción tuvo ciertos bordes fijados por todas las fuerzas políticas, entregando plenas garantías democráticas a todos los sectores .
- ¿Cree que la integración del Consejo con una mayoría del Partido Republicano lo llevó a contenidos identitarios de ese sector político, tal como pasó con la izquierda en la Convención?
- No, porque existían bordes que mencioné. En el pasado existió la lógica de la "hoja en blanco", instancia en la que pulverizaron el sistema político y establecieron la plurinacionalidad en todos los sistemas de la República. Acá no hubo problema en esa materia y cuando el oficialismo intentó un recurso de esa medida, fue rechazado.
- ¿Considera que la izquierda se restó de hacer acuerdos apostando por un rechazo del texto?
- Hubo un cambio de actitud tras la elección Consejo Constitucional. Me parece que eso se evidenció en las discusiones, donde el resultado los llevó a estar en contra, convirtiéndose en una discusión pedregosa a diferencia de lo que habían logrado en un principio los expertos. Se argumentaba mucha transversalidad, pero en los votos optaron por no concurrir. Eso me parece preocupante, tanto de la izquierda más dura y de la centroizquierda, transformando todo en una línea roja. Hubo deslealtad democrática, ya que en la prensa se decía una cosa que en sus votos no se vio reflejado.
- ¿Por qué partidos como "Demócratas" o "Amarillos" podrían estar a favor de la propuesta considerando que con las reglas estarían em peligro de desparecer?
- Porque eso habla mejor de su posición. Hay una defensa genuina, más allá de los intereses particulares, de los umbrales de votación. También hay una vocación de crecer y tomar un espacio importante dejado por la ex Concertación, instalándose en el centro político, un lugar que abandonó el Socialismo Democrático. Es una apuesta a crecer y salir de la situación incipiente, donde quieren representar a un porcentaje de la ciudadanía.
- Las encuestas anticipan que los electores rechazarán el texto, ¿Cómo ve el plebiscito?
- Considero que las encuestas no son determinantes sobre lo que sucederá en diciembre. Hay un escenario referencial en torno al contexto político que se atraviesa y a los valores de la ciudadanía representados. La opción a favor puede triunfar si consigue transmitir esto último. La Constitución no es un programa de Gobierno, ya que fija las reglas del juego y no promueve grandes transformaciones. Se puede caer en el error de convertirla en una disputa política contingente y eso será una dificultad en dar a conocer las cosas relevantes. Tenemos una ciudadanía desinteresada, que quedó demostrado en el voto voluntario, pero con la obligatoriedad se requiere estrictamente informarse sobre el proceso.
- ¿Cuáles artículos pueden jugar a favor de la opción de aprobar este nuevo texto y cuales pueden ser un factor en contra?
- El factor emocional será importante, pero esto no será una competencia entre artículos sino en lo que significa darle fin a un proceso de cuatro años. Es decir, una puerta de cierre definitiva a lo ocurrido el 18 de octubre de 2019. Eso será potente en tiempos donde la constitución puede entregar certezas y alivios de las demandas sociales, significando un avance importante para todos. La defensoría de las víctimas en la nueva propuesta se diferencia del proyecto de ley, la cual duerme el sueño de los justos en el Congreso.
- El presidente Gabriel Boric ya anunció que, si se rechaza, no habrá otro proceso. ¿Cómo se dará respuesta a las demandas sociales en ese caso?
- Políticamente es inverosímil que se siga con un proceso considerando que se han postergado urgencias sociales por esta discusión. No tengo duda que la mejor forma de parar este proceso es que gane la opción a favor. Es algo difícil porque en el papel significaría que lo que debería pasar es que siguiera la constitución vigente. Por lo tanto, la discusión sobre legitimidad no debería existir, pero esas garantías estaban en el proceso anterior y aun así existió el Consejo. Es decir, es difícil establecer que no habrá un tercer proceso si no hay un compromiso real y certero.