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OPINIÓN

¿Crisis de participación o crisis de democracia?

El domingo recién pasado se realizaron elecciones primarias para gobernadores y alcaldes, de cara a lo que serán las elecciones de abril de este próximo año. Si bien no todos los conglomerados políticos participaron, claramente hubo un ganador incuestionable, la abstención. Esto nos lleva a reflexionar en torno a la pertinencia de cada uno de los hitos del actual proceso electoral.

Naturalmente la democracia se funda en la participación de todos los ciudadanos y, por tanto, cuando estamos en presencia de procesos con tan baja participación se puede entender como gran perdedora la democracia. Esto resulta muy peligroso, ya que pone en jaque uno de los cimientos sobre el cual se funda este gobierno, descrito por Lincoln como “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

La reflexión que debemos hacer entonces es respecto a la pertinencia de realizar de forma constante y tan próximas unos de otros los  procesos eleccionarios en nuestro país. En primer lugar es evidente la apatía del chileno común respecto a estos procesos; por otro lado, se hace preciso considerar o reflexionar en torno al gasto que provocan para el Estado; y finalmente el desgaste que éstos provocan en aquellos vocales de mesa en donde hubo una baja participación.

Sin embargo, existen un par de elementos rescatables en torno a la importancia que hitos como estos tienen para nuestra democracia. Primero, es fundamental para involucrar a los ciudadanos no solo en la elección de la respectiva autoridad final, sino que también en la elección de candidatos, situación que claramente contribuye a la consolidación de la democracia. En un mundo en el cual la ciudadanía está álgida por participar y elegir a cada representante, resulta paradójico una baja participación como ocurrió el domingo 29 de noviembre. Sin embargo, y pese a este panorama, las primarias son un buen elemento democrático que permite no solo elegir a quienes serán nuestros candidatos sino que además muestran un abanico mucho más diverso de ideas, opiniones y candidatos al interior de una coalición política.

Con respecto a lo anterior no debemos descartar los procesos de participación ciudadana como las primarias, sino muy por el contrario, estos deben estar presentes pero bien pensados y con la debida organización, velando por los recursos fiscales y generando la conexión debida con la ciudadanía. Sin duda alguna esto será un desafío para los próximos proceso electorales, toda vez que sin desconocer su legitimidad bajo ningún aspecto debido a la participación, un mayor nivel de participación de los partidos políticos así como de los electores, pueden reforzar el proceso y su validación como elemento de nuestra democracia representativa.