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OPINIÓN

Elecciones en Ecuador y Perú. Cambios en América Latina

Este domingo 11 de abril hubo dos importantes elecciones en América Latina, en Ecuador y Perú. De alguna manera, contribuyen a redefinir el mapa político de la región para los próximos años.En el primer caso, se trataba de la segunda vuelta de unos comicios que tuvieron su primera parte en febrero, en los cuales se había impuesto el líder izquierdista Andrés Arauz, superando por un amplio margen –de 32,7% contra el 19,7%– a quien resultó segundo: Guillermo Lasso. Aunque todo parecía dispuesto para una victoria de Arauz, las cifras se fueron estrechando durante las últimas semanas, al punto que las últimas encuestas mostraban el elusivo pero simbólico empate técnico, que hacía predecir una elección muy cerrada entre ambos candidatos. Finalmente, las cifras favorecieron ampliamente al candidato de la derecha Lasso, quien logró el 52,5% de los votos, sellando una victoria relevante para Ecuador pero también para América Latina.
Como suele ocurrir desde hace algún tiempo, cada elección es seguida con interés no solo por los coterráneos, sino por el conjunto de la región. En buena medida, se produce una lucha entre las izquierdas y las derechas del continente, entre el Socialismo del siglo XXI y las opciones alternativas, que muchas veces se definen por variadas formas alternativas. En el caso concreto de Ecuador, era evidente que no solo existía un juicio sobre el futuro, sino que también sobre el pasado: quienes rechazaron a Arauz se opusieron con claridad a Rafael Correa, quien se convirtió en uno de los principales propagandistas del candidato de la izquierda.
Perú también tuvo elecciones muy importantes, aunque se tratara solo de la primera vuelta, en las que hubo 18 candidatos en disputa. Las adhesiones y encuestas se fueron moviendo en los últimos dos meses, en los cuales emergió con fuerza quien logró finalmente la primera mayoría, con el 79.9% de los votos computados: el izquierdista Pedro Castillo, con el 18% de los sufragios, quien superó a Keiko Fujimori, quien ha logrado el 13% de los votos. Ellos deberán disputar la segunda vuelta el próximo 6 de junio y uno de ellos deberá gobernar con un Congreso que estaría integrado en principio por 11 partidos y donde la principal fuerza política no tendría más de 30 diputados, de los 130 que conforman la Cámara única peruana. Esa fragmentación ha sido, precisamente, uno de los principales problemas de gobernabilidad en los últimos cuatro años, al punto que la politológa María Alejandra Campos ha señalado recientemente a EMOLTV que “el principal desafío es que no lo saque el Congreso”
La lógica de la segunda vuelta estará marcada más por los rechazos que por las adhesiones: anticomunismo versus antifujimorismo, como dos males rechazados ampliamente por el mundo político durante décadas, pero que emergen en parte por la misma fragmentación y por el rechazo a la política, como un voto de protesta (en parte presente por los múltiples candidatos y los outsider que muestran el desencanto). Todo esto se da en medio de una situación económica dramática, la pandemia desatada y sin vacunas disponibles en la forma que corresponde. Uno de los temas presentes en los debates ha sido el de una nueva Constitución, sobre lo cual ha insistido Castillo. Ambos candidatos ahora se tendrán que concentrar en lograr votos que han sido esquivos en el pasado, procurar acuerdos de gobierno y no solo electorales con otras fuerzas políticas, así como deberán comunicar claramente por qué representan una mejor opción para la recuperación económica y social del país.
Como en el caso de Ecuador, y de las demás elecciones que tienen lugar en el continente, América Latina estará atenta, porque en Perú también se definirá parcialmente la correlación de fuerzas de la región, aunque la experiencia demuestra que no basta obtener el gobierno, pues las protestas sociales (recordemos octubre de 2019 durante el gobierno de Lenin Moreno) y la pérdida de prestigio de los gobernantes han sido decisivas en los problemas que tuvieron tanto Ecuador como Perú en los últimos años.