En la cuenta pública el Presidente Sebastián Piñera anunció la urgencia que le pondría el gobierno a la tramitación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin perjuicio de los argumentos que tenemos quienes nos oponemos a esta medida y quienes están a favor, hay una reflexión común respecto a la forma de plantearla.
Al analizar los hechos, es importante ver los simbolismos del anuncio. El Presidente lo hace en plena cuenta pública, sin consultarle a sus partidos, ni a los ministros de su gabinete. Además, fue el primer anuncio que presentó, por lo cual da señales de que es un tema que quiso destacar, incluso antes de las medidas de recuperación económica o aquellas de apoyo a la clase media.
Esta decisión produce diversos problemas: en primer lugar, la idea del matrimonio entre personas del mismo sexo es una idea minoritaria dentro de la coalición de gobierno y, por tanto, es falso decir que se busca “abrir un debate” cuando lo que verdaderamente hizo el Presidente es bypassearlo. Hay distintas alternativas para que una idea se imponga en una coalición y se promueva; una, es que esa idea sea mayoritaria; otra, es que una minoría convenza a la mayoría de que es importante promoverla; y tres, que el promotor de esa idea gane las primarias de la coalición. Nada de eso ocurrió.
En segundo lugar es un problema de credibilidad y coherencia. Hay muchas razones para no cumplir un programa de gobierno o incorporar cosas que no estaban en él. Sin embargo, las razones por las que se producen esos cambios también son importantes. En el caso actual, el gobierno se ha visto obligado a incumplir su programa por dos cosas: el 18 de octubre y su violencia, y la pandemia. Ambos factores tienen como elemento común que son externos y ajenos a la voluntad del gobierno, en cambio este anuncio es precisamente lo contrario: el propio deseo del Presidente de incumplir con la palabra dada.
En tercer lugar tensiona la coalición en un momento en que se requiere unidad de acción. Esto es porque solamente han pasado un par de semanas después de la mayor derrota electoral de las últimas décadas, en la que el gobierno tiene la mayor responsabilidad y, porque centra el debate de las primarias en temas que generan divisiones profundas, eliminan de facto la posibilidad de resolver adecuadamente estas divergencias en ChileVamos.
Las coaliciones son espacios amplios, donde conviven personas que piensan distinto. Por eso hay que cuidar el disenso.
Lo más grave de todo, es que este análisis, seguramente también lo hizo el Presidente y quienes colaboraron en esta idea, aún así estuvieron dispuestos a continuar con esta iniciativa. No les importó imponer una idea minoritaria en la coalición, no les importó afectar la credibilidad y coherencia, ni tampoco tensionar la unidad de la coalición. Serán recordados por lo que no se hace.