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OPINIÓN

Definiciones presidenciales

El domingo 18 de julio son las primarias de la centroderecha y la izquierda que pasarán a tener sus candidatos presidenciales definidos. 

Las primarias han demostrado ser un mecanismo que tiene valor político y permite contar con debates, información de programas, campañas a lo largo del país y contraste de posturas en diferentes temas. Adicionalmente, contribuye a mostrar a los candidatos en situaciones difíciles, responder eventuales contradicciones y asumir el contenido de sus promesas programáticas; además los que están arriba pueden caer y los que están más abajo pueden subir, lo que da sentido y competitividad a las campañas.

En la izquierda esto se vio muy claro. Daniel Jadue (Partido Comunista) estaba disparado, pero cometió errores en los debates y, por el contrario su rival Gabriel Boric (Frente Amplio) tuvo un gran desempeño, que le permitió crecer y consolidarse. No es claro cuánto incida esto en el resultado final, pero ciertamente hay un efecto político al menos, que significará un costo para Jadue - incluso si gana las primarias - y en una proyección insospechada para Boric.

En la centroderecha la situación es un poco distinta. Joaquín Lavín aparecía con distancia mejor posicionado y su comportamiento político le ha permitido seguir en la primera fila. Sin embargo, es evidente el crecimiento de Sebastián Sichel, que lo ha vuelto un candidato competitivo y, de hecho, en las encuestas de Plaza Pública CADEM Sichel y Lavín tienen exactamente el mismo resultado frente a Jadue en una eventual segunda vuelta presidencial. Pese a ser afectado por su derrota en Renovación Nacional, Mario Desbordes logró mantener su candidatura y tuvo una buena presentación en los debates, en tanto Ignacio Briones demostró solidez y preparación, si bien su franja resultó más curiosa o incomprendida. 

Lo que queda pendiente es cuánta gente votará el domingo 18 de julio. En el pasado ha sido relevante: la coalición que ha llevado más gente a las primarias ha ganado la elección presidencial, como mostró el caso de Bachelet el 2013 y de Piñera el 2017. 

Por lo mismo, hoy la gran tarea es movilizar a partidarios y cercanos para asistir a las urnas, manifestar sus preferencias y poner a sus respectivos sectores políticos en una posición expectante de cara a las elecciones del 21 de noviembre próximo.