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OPINIÓN

José Francisco Lagos: La centroderecha que viene


Después de un resultado electoral desfavorable, de inmediato vienen intentos de pasadas de cuenta y búsqueda de culpabilidades. Lamentablemente muchas veces ese tipo de procesos tienen más de agendas personales que de un esfuerzo razonable por mejorar las expectativas de los respectivos sectores políticos.

Una elección con resultados como los del domingo pasado hacen que sea muy difícil sacar conclusiones adecuadas en un período tan breve de tiempo. Preguntas como ¿qué llevó a que en la segunda vuelta votara un millón de personas más que en la primera vuelta? ¿Qué llevó a 2,8 millones de personas apoyar a Gabriel Boric a pesar de no haber sido su primera opción como Presidente de la República? Sin duda el factor participación fue lo determinante en la elección y no se anticipó un escenario de estas características.

Corresponde hacer un diagnóstico de lo que ocurre en la centroderecha, pero hay que huir de los análisis maximalistas después de tan pocos días tras los resultados. Un proyecto serio y a largo plazo requiere una reflexión más profunda que permita tomar decisiones estructurales y no iniciativas particulares que muchas veces terminan reafirmando las propias posiciones, en vez de avanzar sobre fundamentos más firmes hacia el futuro.

A pesar de lo anterior, hay dos desafíos que parecen absolutamente cruciales para la centroderecha del futuro. El primero es político e institucional. El candidato que la representó en la segunda vuelta no fue por la coalición Chile Vamos (o Chile Podemos Más) y no participó de las primarias. Hay que preguntarse qué nos llevó a esa situación y cómo se puede mejorar, pero lo que no deja espacio para la incógnita, es que después del resultado en la elección parlamentaria y la distribución de los escaños, lo que conviene es actuar de manera unida para ser la mejor oposición posible para el Chile de los próximos años. Construir una coalición amplia y que reúna a todo lo que está a la derecha del socialismo, debiera ser una de las principales preocupaciones de la dirigencia partidista, para no hacer solamente una oposición política sino que también social.

Lo segundo, es que ha quedado demostrado latamente que uno puede ganar las elecciones y perder el poder. Esto es porque en la política no se juega todo el partido. Se juega en la sociedad civil, en la opinión pública, en el trabajo territorial permanente, en los medios de comunicación y en las redes sociales, por nombrar algunos ejemplos. Tener un buen diputado es tan importante como tener un buen comunicador transmitiendo diariamente nuestro punto de vista, lo que resulta crucial a la hora de construir una mayoría social. Eso es lo que termina definiendo la diferencia entre un proyecto electoral y un proyecto verdaderamente político.


José Francisco Lagos

Director Ejecutivo IRP