Señor Director,
El resultado del domingo demostró que existe una amplia mayoría social y política que habló fuerte y claro: el texto de la convención no será nuestra nueva Constitución. Ello se explica porque los ciudadanos valoran nuestra identidad nacional, las libertades y la participación activa de la sociedad civil en la solución de los problemas públicos, y por contrapartida, desprecian el trabajo poco serio, la frivolidad y la actitud permanente de desunir a los chilenos.
Aunque a la luz de los resultados, esto puede parecer muy obvio, lo cierto, es que no lo es para una parte importante de los derrotados en el plebiscito constitucional. Unos acusaron que el Rechazo era obra del poder de los medios de comunicación y el empresariado, que desplegaron una campaña de desprestigio y mentiras. Otros, por su parte, espetaron a la ciudadanía una supuesta ignorancia, falta de capacidad para comprender el texto o incluso un conformismo servil a los poderes económicos.
La soberbia suele ser mala consejera en política y cuando el trabajo propio es tan deficiente, solo agrava la falta. Buscar explicaciones en factores ajenos y despreciar la inteligencia de las personas son solo la confirmación de un ánimo poco democrático, que terminó por sepultar sus opciones de imponer un mal texto constitucional, basado en el sectarismo y la división. Los chilenos merecen mucho más que eso y así lo expresó categóricamente la gran mayoría.
Tomás Valenzuela, investigador Instituto Res Publica.
