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OPINIÓN

Alejandro San Francisco: 2023: Año de aniversarios


Este 2023 será un año especial, porque estará marcado por diferentes conmemoraciones. La más vistosa y seguramente la de mayor trascendencia son los 50 años del 11 de septiembre de 1973.

Los aniversarios “redondos” suelen tener un interés especial en la historia, también en la política, en las familias y en las personas. Las bodas de oro matrimoniales, un abuelo que cumple cien años, una institución que llega a sus primeros 10 años de vida o incluso una pareja que cumple un año de pololeo son fechas especiales para celebrar. Lo mismo ocurre en las sociedades, la mayoría de las veces de manera oficial, aunque en ocasiones el interés logra permear más ampliamente, como ocurrió con el Bicentenario de la Revolución Francesa en 1989 o incluso con el de Chile en 2010.

Este 2023 será un año especial, porque estará marcado por diferentes conmemoraciones de este tipo. La más vistosa y seguramente la de mayor trascendencia son los 50 años del 11 de septiembre de 1973, con todo lo que ello implica históricamente, pero también desde una perspectiva política. El Gobierno ya está viendo cómo enfrentar las fechas, cuál será el guión y los temas centrales; seguramente el Presidente Gabriel Boric hará un discurso de ocasión y habrá una serie de hitos marcados por esa fecha. Como es obvio, el tema es mucho más amplio y dará lugar a una serie muy amplia de “50 años”, que deberían seguirse casi como secuencia: las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, cuando la Unidad Popular enfrentó a la Confederación Democrática (DC y Partido Nacional); el paro de los trabajadores de El Teniente; la elección de Patricio Aylwin como Presidente de la DC; el Tanquetazo del 29 de junio; la renuncia del general Carlos Prats a la Comandancia en Jefe del Ejército y el nombramiento del general Augusto Pinochet en su reemplazo; la serie de cambios de gabinete del presidente Salvador Allende; la declaración de la Cámara de Diputados sobre el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República (22 de agosto) y ciertamente el 11 de septiembre mismo. Pero de inmediato es necesario agregar la muerte del presidente Allende, la Junta de Gobierno, las detenciones, el exilio, la carta de Frei a Mariano Rumor y las reacciones internacionales que se extendieron por años. No es lo único y seguramente durante este 2023 muchos de estos temas irán apareciendo de manera cotidiana.

Sin embargo, hay otras fechas “redondas” relevantes. Una de ellas es el aniversario número 90 del Partido Socialista de Chile, fundado el 19 de abril de 1933. La trayectoria de esta histórica colectividad es crucial en la vida política del país durante el siglo XX y estas primeras décadas del siglo XXI. Si bien Salvador Allende es su figura más icónica, la colectividad ha tenido numerosos senadores, diputados, dirigentes estudiantiles y sindicales, intelectuales y otras figuras relevantes en estas nueve décadas. Es una colectividad que ha logrado cierta transversalidad social y presencia en todo el territorio nacional. En términos doctrinarios, ha tenido una evolución importante: surgió como partido marxista y latinoamericanista, que esperaba un cambio en las relaciones de producción; tuvo una alianza histórica con el Partido Comunista a través del Frente de Acción Popular (1956); se vio impactado por la Revolución Cubana; en 1967 proclamó que “la violencia revolucionaria es inevitable y legítima” para llegar al poder; llegó al gobierno por vía constitucional con uno de los suyos en 1970 y sufrió la derrota, el exilio y la muerte en 1973. Experimentó un notable proceso de renovación en las décadas de 1970 y 1980, que llevó a la formación de una nueva alianza histórica, con la Democracia Cristiana, a través de la Alianza Democrática y luego de la Concertación de Partidos por la Democracia. Solo este 2023 rompió su tradicional unidad electoral con el PPD, para avanzar en una lista con el Frente Amplio y el PC.

Vale la pena señalar, además, que se cumplen 40 años de la mencionada Alianza Democrática (6 de agosto de 1983). Fue un esfuerzo amplio y orgánico entre la Democracia Cristiana y algunos partidos que habían formado parte de la Unidad Popular, como el Radical y el Socialista (en una de las versiones de la época). Su líder más visible fue el falangista Gabriel Valdés, pero tan importante como él pienso que fue otra figura: Ricardo Lagos, quien lideró la Alianza a fines de ese año (la dirección era rotativa) y pronto se fue mostrando como un líder de condiciones excepcionales, dentro del mundo socialista. Como complemento, vale la pena señalar que ese mismo año comenzaron las protestas masivas contra Pinochet, que se repetirían en los años siguientes. Adicionalmente, se apreció una clara ampliación de la actividad política en la prensa y en actos públicos, alentados en alguna medida por el Ministerio del Interior de Sergio Onofre Jarpa, quien asumió el cargo precisamente en agosto de 1983.

Del 24 de septiembre de ese mismo año es la declaración de principios del que hoy es el partido político con más larga historia en la (centro)derecha chilena: la Unión Demócrata Independiente (UDI). El texto tenía un claro sentido doctrinario y llevaba la firma de Jaime Guzmán y de los otros miembros del consejo directivo. Su objetivo era aglutinar a los partidarios de una sociedad libre y de la transición a la democracia. “Constatamos que la Constitución política de 1980, en su articulado permanente, se inspira en principios humanistas y de libertad sustancialmente coincidentes con los que a continuación exponemos y a los cuales adherimos”, señalaba el documento en la primera parte. En las definiciones de “Principios fundamentales”, aparecía en primer lugar la subsidiariedad, “como base de toda la estructura de una sociedad libre”. Pronto definiría su proyecto como popular, de inspiración cristiana y partidario de una sociedad libre. La UDI llegaría a ser el partido más grande de Chile en las elecciones parlamentarias de 2001.

Como se puede apreciar, este 2023 es mucho más interesante y complejo de lo que se piensa en el plano político. No se limita simplemente a los 50 años del 11 de septiembre de 1973, sino que tiene otros hitos que podrían ser valiosos para repensar la historia nacional y darle mayor densidad al debate pública. Por cierto, los desafíos de Chile son presentes y futuros. Sin embargo, una mirada más amplia al pasado puede contribuir a comprender mejor cómo ha sido la evolución de Chile en el último siglo, con sus inmensos logros y también con sus dolores.