El analista y director ejecutivo del Instituto Res Publica afirma que el triunfo de Republicanos en la elección del Consejo Constitucional obedece a que la colectividad logró captar el hastío de la ciudadanía, tanto con el proceso como con el gobierno. Eso sí, dice que cualquier paso en falso de sus militantes puede significar una complicación para la candidatura presidencial de José Antonio Kast.
Por Catalina Martínez Soto
“Falta que corra agua bajo el puente”, dice José Francisco Lagos. El columnista y director ejecutivo del Instituto Res Publica plantea que el apoyo que logró el Partido Republicano en la elección de consejeros constitucionales se debe estudiar en profundidad, para analizar si se trata de un resultado motivado por el proceso constituyente o si es un “enclave” basado en el desempeño del gobierno.
Lo que está claro, comenta el abogado, es que la colectividad liderada por José Antonio Kast -que obtuvo 23 de los 51 escaños que conforman el Consejo Constitucional, un resultado que le entrega la hegemonía del órgano- “pudo identificarse mejor con el fenómeno de la oposición al gobierno y la oposición al proceso constitucional”, a diferencia de Chile Vamos, que apostó por la continuidad del camino constituyente.
“El hastío con el proceso, o el desinterés, lo pudieron canalizar mejor los Republicanos. Ahí, la duda es si eso va a ser un mero fenómeno coyuntural, o si ese respaldo a republicanos es a republicanos propiamente tal, como marca”, plantea.
El analista, eso sí, advierte que cualquier paso en falso de parte de republicanos puede significar una complicación para la tienda política que se negó a firmar el Acuerdo por Chile -que materializó el nuevo proceso constituyente-, pero que hoy desplegó una estrategia comunicacional con la que buscaría inspirar diálogo para la redacción de un proyecto constitucional transversal, en un momento en que, además, se juegan -dice Lagos- una posible candidatura presidencial de Kast.
-¿Es paradójico que la gente haya votado por el Partido Republicano, que no quiere un nuevo proceso constituyente, para que redacte la nueva propuesta constitucional?
-Ese es el gran desafío que tienen, porque sí es una dificultad tener un público importante, imposible saber el porcentaje de eso, pero es evidente que hay un porcentaje que vota por Republicanos que no quiere un proceso constitucional, y ahora ellos tienen el desafío de liderar ese nuevo proceso constitucional. Eso requiere un desafío de liderazgo, de convencer a sus adherentes, entre otras cosas, de cómo se conduce el proceso a una línea que deje contenta a la gran mayoría de las personas y no solo a los que votaron por Republicanos.
–¿La actuación que tenga el Partido Republicano en el Consejo Constitucional condiciona los resultados que obtenga en futuras elecciones?
-Creo que ahora van a estar todas las luces y los ojos puestos en lo que haga Republicanos, porque evidentemente tienen la primera mayoría. El problema va a ser que en las elecciones que vienen no necesariamente va a tener una correlación con los cargos a repartir, porque en la lógica municipal, saltándonos el plebiscito, a Republicanos no le basta ser la primera mayoría relativa, tiene que intentar ser la primera mayoría absoluta, salvo en los lugares que vaya muy dividido.
–¿Se juegan también la candidatura presidencial de José Antonio Kast?
-¿Se la juegan? Sí, se la juegan, porque hoy es imposible separar la marca republicana de José Antonio Kast. Es decir, lo que hagan los Republicanos va a impactar en la imagen pública de José Antonio Kast, y eso es lo que se ha visto en las encuestas difundidas después de la elección. En el fondo, quien más sube en su nombramiento espontáneo como presidente es el propio José Antonio Kast, cuando él no iba de candidato.
–Y por sobre figuras como Evelyn Matthei, según las encuestas.
-Por sobre Evelyn Matthei. Además que baja Carter, que también era otro candidato fuerte de Chile Vamos. A mi juicio, José Antonio Kast también reconoce esa responsabilidad, porque lo que haga Republicanos van a estar los ojos puestos ahí y se va a jugar su liderazgo también en lo que salga del proceso e intentar convencer a sus propios adherentes que no confían en este proceso.
–¿Qué opina sobre las polémicas declaraciones del consejero Luis Silva sobre los acuerdos con los consejeros oficialistas? Se contraponen con lo planteado por Kast.
-Fue una entrevista muy curiosa, porque se contrapone a lo que él dijo en otras partes de la entrevista, entonces es una muy mala frase. En general me parecía una entrevista correcta, solo que esa frase parecía descontextualizada y tuvo que rectificar y decir que fue una muy mala entrevista, lo que es impropio de los políticos en general. Ahí hay que hacer un reconocimiento, porque es muy difícil que alguien después de dar una entrevista diga “oye, me equivoqué”.
–¿Es una muestra de inexperiencia?
-En ese caso particular no lo sé, pueden ser muchos factores. Uno, puede ser la inexperiencia, otro puede ser el exceso de exposición. El día siguiente de las elecciones Luis Silva estaba en todos los canales, todos los diarios, todas las radios y uno dice “oye, pero ya no es la lógica candidato, ahora es la lógica consejero electo”, y a mí me parece correcto el llamado que hicieron a guardar silencio. Es difícil, pero es lo que corresponde, porque ahora lo que se necesita es ponerse a trabajar.
–¿En qué podría afectar a la larga este tipo de situaciones al Partido Republicano?
-Desafían a la dirección del partido, porque los obligan a pronunciarse sobre cada tema que, me imagino, no les gustaría pronunciarse.
–Lo mismo pasó con el diputado Johannes Kaiser.
-Claro, simplemente le ponen más piedras a la dirección del partido, que lo que hace es intentar reconducir este proceso, cambiando un switch que no es menor, que es comprometerse al proceso constitucional en el que no te gustaban las reglas, no te gustaba el proceso, no compartías el diagnóstico, pero hoy te toca liderarlo, y eso no es fácil.
–¿Es imprescindible una alianza con Chile Vamos?
-Sí. Y no solo eso, creo que el tema constitucional es tan general que simplemente se trata de las reglas del juego. No están proponiendo ningún programa de gobierno, ningún destino común, simplemente cuáles serán las reglas democráticas de aquí al futuro. En ese sentido, creo que la posibilidad de llegar a acuerdos o de construir mayorías no solo es con gente que piensa parecido. Hay gente que puede pensar distinto, pero se ponen de acuerdo en las reglas del juego.
Muchas veces se confunde que una alianza en materia constitucional significa una alianza política, como una adhesión, y se hizo grande escándalo cuando gente de centroizquierda en el plebiscito pasado se pasó al rechazo, como si abandonaran el proyecto político de centroizquierda.
–¿Debe reestructurarse Chile Vamos tras el resultado del 7 de mayo?
-Al menos debiera cuestionarse la posibilidad de reestructurarse. No creo que debiera descartarse a priori, y no estoy seguro si la solución a priori es la reestructuración tampoco.
No sé si lo que corresponde es un haraquiri de todo Chile Vamos, insisto, sino que simplemente leer mejor el momento, y ese leer mejor el momento implica ver que no sirven cosas como llamar “extremos” a republicanos cuando comparten el mismo ideario, o cuando militaban históricamente en tu propio partido, porque si es así, entonces ¿qué es lo que evita que tú seas extremos si compartes las mismas ideas? ¿Si es que las personas eran exactamente las mismas y solo cambia tu forma de hacer política?
“El gobierno no solo tiene problemas de popularidad, también de credibilidad”
–El Presidente Gabriel Boric llamó al Partido Republicano a no cometer los mismos errores que cometió la izquierda en la Convención Constitucional. ¿Cómo se debe atender ese llamado?
-Me parece una muy buena señal que el Presidente llame al partido que gana, independiente de si comparte su programa político. Ahora, respecto al contenido de ese mensaje, el Presidente tiene un problema práctico. Él dice :“Miren, aprendan de nuestros errores y no cometan los mismos errores”, pero lo dice después de conocer el resultado. Apoyó el proceso constitucional en el que se estaban cometiendo esos errores. Ese mensaje termina siendo un problema para el Presidente, (…) es una reflexión demasiado tardía.
–¿Qué falló en la izquierda para la elección del Consejo Constitucional?
-Lo que falló fue la identificación con el proceso anterior, que no solo perdió las elecciones, porque uno puede perder las elecciones, eso es posible, pero quedar bien parado. No solo creo que la izquierda perdió por el proceso anterior, sino que también quedó mal parada, a tal punto, que sus propios partidarios mostraron arrepentimiento, a tal punto que el propio Presidente dice que eso es un error.
Lo segundo es que todas las elecciones de medio término, independiente de si se tratan o no de eso, son una evaluación al gobierno, y el gobierno, en esto, no solo tiene problemas de popularidad, sino también, que a mi juicio es lo más grave, de credibilidad.
–¿En qué pie queda ahora el gobierno respecto a la gobernanza que tiene que hacer? ¿Debe abandonar las grandes reformas propuestas y dedicarse más a la gestión?
-Esa es una encrucijada muy difícil y que la han tenido todos los gobiernos desde Piñera I, que es que en el fondo las coaliciones ganan La Moneda y pierden el poder, porque en el fondo, está en otros lados. Creo que la clave está en identificar qué problemas son sentidos por la ciudadanía e intentar resolverlos de alguna manera, independiente de si se resuelven de la manera en que a ellos les encantaría o no.
Ahora, ¿es posible que el gobierno, sin cambiar su programa, siga funcionando? A mi juicio, eso ya no pasó. Hay muchas cosas que el gobierno ha hecho que no están en su programa, y muchas cosas que el gobierno definitivamente no las va a hacer.
Texto original en: https://www.theclinic.cl/2023/...