Haber exigido por la vía de los hechos, lo que las urnas le negaron, es el gran error que cometió tanto el Partido Socialista como también gran parte de la izquierda.
En una entrevista publicada ayer en la Revista Ya, la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic señaló que “el gran error que cometimos el 18 de octubre fue quedarnos callados” a propósito de los últimos 30 años, pero también por la violencia que vivimos en esos días.
De esto podemos sacar varias conclusiones.
La primera, es que realmente tiene un simbolismo importante la autocrítica que hace la presidenta del PS. No es menor que la dirigente de un partido que hoy está en el gobierno critique los hechos que en gran medida influyeron para que este gobierno llegara al poder. En ese sentido es un cuestionamiento al relato y a la esencia de quienes hoy ocupan La Moneda.
La segunda conclusión, es que poco a poco el 18 de octubre, su diagnóstico del país en que vivíamos y la violencia que vimos en las calles ese día y los siguientes, se está quedando sin defensores. Una señal clara de esto son las votaciones ocurridas el último tiempo, desechando el legado político del octubrismo, también el rechazo a su legado cultural, con el Congreso pidiendo que vuelva la estatua del General Baquedano y lo que señalan las encuestas respecto a la negativa de los chilenos de aceptar un memorial en Plaza Italia.
Ya no se ven medios ni periodistas hablando de “plaza dignidad”, y el “perro matapacos” cayó en el duro cajón de la impopularidad.
Sin embargo, otra conclusión es que, aunque exista una autocrítica, esta parece poco profunda para la dimensión de lo que vivimos el 18 de octubre. El verdadero problema no solamente fue el silencio respecto a los 30 años, ni tampoco con la violencia; el verdadero problema fueron varias declaraciones y actuaciones políticas, que contribuyeron en validar la crítica que se les hacía, pero también las formas en que se movilizaron.
La guinda de esta torta fue la exigencia de un proceso constituyente que nacía desde la calle, en un acuerdo cuyo título era por la paz y la nueva Constitución, cuya paz simplemente se quedó en la tinta del acuerdo y que le llegó muy tarde a muchos chilenos.
Haber exigido por la vía de los hechos, lo que las urnas le negaron, es el gran error que cometió tanto el Partido Socialista como también gran parte de la izquierda. Esa es la autocrítica que debiéramos ver, aunque lo de ayer, sin duda es un avance.
José Francisco Lagos. Director Ejecutivo Instituto Res Publica