Esta semana el Presidente Boric presentó el Pacto Fiscal, que busca, supuestamente, por medio de un aumento de impuestos, financiar proyectos sociales del Gobierno. Respecto de la negociación entre las diversas fuerzas políticas, el Ministro Marcel caricaturizó a la oposición aludiendo a un chiste de Condorito, en el que el personaje, autoconvenciéndose de la mala fe de su vecino, decide omitir cualquier interacción con él. Esto hace necesario considerar, a grandes rasgos, dos aspectos.
Por una parte, es imperativo plantearse si es en un alza tributaria donde se encuentra la solución a la necesidad del gobierno. El informe “Income support for working-age individuals and their families” de la OECD, de diciembre de 2022, muestra que, dentro de las transferencias monetarias que realiza el gobierno de Chile a los individuos de entre 18 y 65 años, sólo un 18% de éstas son destinadas a las familias de menores ingresos. Además, la Dirección de Presupuestos, en sus evaluaciones de programas sociales, ha demostrado que, entre 2018 y 2022, el 60% de los programas evaluados tiene un desempeño bajo o malo, mientras que solo el 6% es evaluado positivamente. A ese 60% de programas con desempeño negativo se le han destinado cerca de US $3.165 millones, equivalente a un 1,15% del PIB. Pareciera, entonces, que, antes de pensar en un alza de impuestos, corresponde una modernización del Estado y un uso correcto de los recursos públicos de los que ya dispone.
Por otra parte, más allá del método de recaudación propiamente tal, en medio del escándalo del “Caso Convenios” en el que el gobierno se encuentra sumergido, estimándose, hasta la fecha, un monto aproximado de 15 mil millones de pesos comprometidos en estas causas, parece ser absolutamente legítimo desconfiar de la capacidad de gestión responsable, austera y prudente de los dineros públicos por parte del Estado, por lo que un Pacto Fiscal consistente en aumentar más aún los impuestos a los chilenos resulta especialmente inoportuno.
Con todo, lo que para el Ministro Marcel puede sintetizarse en un simpático chiste de Condorito, para el resto de los chilenos significa una situación que de cómica tiene poco: un alza de impuestos, en medio del fuerte fenómeno inflacionario que atraviesa el país y de una economía que se ha contraído y en donde escasean las nuevas inversiones, que conduce el dinero de todos los chilenos a un Estado que no es capaz de gastar adecuadamente lo que recauda.
Columna de Diego Abuauad, Investigador Instituto Res Publica.