El Palacio del ex Congreso ha sido testigo de muchas discusiones en el último tiempo, una de ellas sobre los derechos de las mujeres. Se trata de un tema con varias aristas, entre las cuales destacan la paridad de género y los derechos reproductivos.
En este sentido, se han alzado voces de todos los sectores políticos opinando sobre las enmiendas presentadas al anteproyecto, sobre todo criticando las propuestas de la oposición en la protección del derecho a la vida y eliminación de la paridad.
Muchas mujeres creen representarnos a todas al defender el aborto, así lo mencionó Evelyn Matthei en su entrevista de esta semana. Por su parte, la expresidente Michelle Bachelet, cree que la paridad de género es un derecho que las mujeres hemos conquistado y que “suprimirla sería un retroceso”. Incluso, hay otras voces que son más directas en acusar a la derecha de buscar un retroceso para Chile con las enmiendas propuestas.
El análisis de las enmiendas no permite concluir que se busque perjudicar a las mujeres, la propuesta de las derechas incluye la especial protección de la maternidad, pero curiosamente la izquierda omite mencionarla. El capítulo de Fundamentos del Orden Constitucional del anteproyecto contiene un mandato al Estado para promover la participación de las mujeres en política y la oposición propone la igualdad de hombres y mujeres en este ámbito.
Por otro lado, que estas opiniones sean compartidas por varias líderes de opinión da cuenta de que la política identitaria se ha tomado el debate constitucional. Se ha dejado de lado la política de los principios, como la defensa de la dignidad humana en toda circunstancia o de la igualdad ante la ley, reemplazándola por una política que busca dejar contentos a grupos que tendrían una especie de pensamiento colectivo único, que no da espacio para el pensamiento individual.
Así, el debate va perdiendo calidad lentamente: por un lado, se ignoran las legítimas discrepancias y, por el otro, se abandonan principios tan básicos como la igualdad ante la ley y la defensa de la vida.
En definitiva, quienes critican las enmiendas no parecen buscar la verdadera protección y participación de las mujeres, sino que, por el contrario, pretenden representarnos a todas. Sin embargo, afortunadamente muchas mujeres tenemos principios claros y ejercemos nuestro legítimo derecho a disentir del supuesto pensamiento colectivo.
Constanza Schneider, Investigadora del Equipo Constitucional del Instituto Res Publica